Los escenarios del Imperio Romano

Consejería de Cultura, Junta de Extremadura www.hoy.es 22/05/2010

Los teatros que se conservan en Extremadura: Mérida, Regina y Medellín, destacan por su magnificencia. El Teatro de Medellín está llamado a convertirse en uno de los monumentos más representativos de Extremadura.

La importancia del pasado romano de nuestra región se evidencia ya en las numerosas citas de los autores clásicos que dan noticia de la existencia de un importante número de asentamientos romanos que la arqueología se ha ido encargando poco a poco de sacar a la luz en mayor o menor medida.

Así Cáparra, Regina, Norba, Emérita, Metellinum, Nertóbriga, Contributa, Miróbriga entre otras, formaron parte de esa red de municipios y colonias que contribuyeron a la romanización de estos territorios y que a día de hoy son enclaves sobre los que se ha investigado, se investiga y se seguirá investigando gracias a la actuación coordinada de las instituciones autonómicas y locales y en las que el visitante interesado que se acerque hasta ellas podrá contemplar y disfrutar de los grandes edificios públicos, los templos y las viviendas que fueron recuperados en campañas anteriores o los importantes hallazgos que actualmente se vienen realizando gracias a las últimas excavaciones en la acrópolis de Nertóbriga (Fregenal de la Sierra), en los foros de Regina (Casas de Reina), Cáparra (Oliva de Plasencia) o Contributa (Medina de las Torres), en el teatro de Metellinum (Medellín) o en las diversas excavaciones que se suceden sistemáticamente en la antigua Emerita Augusta (Mérida).

Se trata en todos los casos de restos de un pasado fundamental para la historia extremeña entre los que destacan por su magnificencia los grandes edificios públicos destinados a espectáculos, en el que los teatros son posiblemente los más representativos. En Extremadura conocemos actualmente tres de ellos: el teatro romano de Mérida, auténtica carta de presentación del conjunto arqueológico más importante de este país declarado además Patrimonio de la Humanidad, el pequeño teatro del municipio de Regina, en Casas de Reina y el recién excavado teatro romano de Medellín, magníficamente conservado y que está llamado a convertirse en uno de nuestros monumentos más representativos.

El teatro de Mérida
Para su construcción se eligió la ladera de una zona elevada en el área suroriental de la ciudad, dedicada expresamente a los espectáculos, pues junto al teatro se localiza el anfiteatro. La inscripción colocada sobre los dinteles de las puertas que comunican los corredores de distribución con la orchestra permite fijar la construcción del edificio en el año 16 a.C. gracias a la generosidad de Marco Agripa. Con una capacidad cercana a los 6.000 espectadores que se acomodaban según su clase social y género en cada una de las tres partes en que se dividía el graderío construido con sillares de granito: Cavea summa, en la zona superior y prácticamente desaparecida que era el espacio destinado a los esclavos y libertos, la cavea media en la que se situaban los plebeyos, y en la zona inferior la cavea ima, destinada a los grupos más privilegiados y en cuyo centro se dispuso posteriormente gracias a una reforma fechada en el siglo II un recinto sagrado (sacrarium) delimitado por canceles de mármol y en que se hallaron pedestales de estatuas para rendir culto al emperador.

La cavea ima dejaba paso a tres escalones de mármol denominados proedia, que eran delimitados por un murete también de mármol (balteus) en el que se situaban los asientos de las élites políticas de la colonia y de la provincia junto a la orchestra, el espacio semicircular destinado a los coros con el suelo recubierto de mármol. A la misma se accedía desde ambos laterales por los aditus maximi que soportaban sobre su bóveda de cañón sendas tribunas honoríficas.

Un murete (murus pulpiti) con exedras semicirculares y rectangulares delimitaba el área de la escena, a la que se accedía mediante dos escaleras. Debió ser de madera sostenida sobre una serie de soportes colocados en el foso (hyposcaenium). Toda la estructura se cerraba con el espectacular frente escénico de todos conocido, conformado por una gran basamento recubierto de mármol en el que se abren dos puertas laterales (valvas hospitalia) y una central (valva regia) que sostiene una estructura columnada de dos cuerpos, con columnas mármol rematadas por capiteles de orden corintio que sostienen arquitrabes y frisos ricamente decorados con motivos geométricos y vegetales. Entre las columnas se distribuía un rico conjunto escultórico con representaciones mitológicas y miembros de la familia imperial.

En la parte trasera de la escena (postcaenium) se construyó una zona ajardinada con un peristilo en cuyo fondo, a eje con la valva regia, se dispuso un pequeño recinto sagrado (aula sacra) pavimentada en mármol en el que fue localizada la famosa cabeza velada del emperador Augusto que podemos contemplar en el Museo Nacional de Arte Romano.

El teatro de Regina
La ciudad romana de Regina se ubica a 1,5 kilómetros de distancia de la población de Casas de Reina, cercana a Llerena, en el corazón de la comarca de la Campiña Sur. En época romana la ciudad estuvo adscrita jurídicamente al conventus cordubensis, y por tanto integrada en la provincia Baetica. Vivió su máximo apogeo durante el periodo Flavio (mediados siglo I-II d.C), coincidiendo con la adquisición del estatuto municipal.

El primero en señalar la importancia de los restos arqueológicos pertenecientes a la antigua ciudad romana de Regina fue Martín Almagro Basch, ya a mediados de la década de los 50 del siglo pasado y Mariano del Amo el que comenzó a excavar los restos de su teatro, aunque no sería hasta 1978 cuando comenzaron a desarrollarse excavaciones arqueológicas más sistemáticas encaminadas a la recuperación del conjunto arqueológico reginense, gracias fundamentalmente a los buenos oficios de José María Álvarez Saez de Buruaga y de su hijo José María Álvarez Martínez.

Desde el primer momento uno de los principales focos de actuación arqueológica fue el teatro, posiblemente el edificio más emblemático de la ciudad. Ya desde antiguo el sitio conocido como ‘Los paredones’, llamado así por ser visibles enormes moles de hormigón revestida con paramento de piedras (en realidad los muros que remataban la cavea del teatro), atrajeron la curiosidad de algunos eruditos y viajeros, quienes las describieron identificándolas correctamente con su carácter.

Se ubicó en el extremo noroeste de la ciudad, aprovechando una suave ladera en la que se excavó la casi totalidad de la cavea. La obra está enteramente realizada en opus caementicium. El hormigón de presenta dividido en tongadas de alrededor de 0,50 metros de altura, separadas entre sí por pequeñas lajas que propiciaban la cohesión y facilitaban la nivelación. El paramento que recubre toda la fábrica es de opus incertum formado por aparejo irregular cuyas juntas aparecen resaltadas por cintas de mortero en las zonas más señaladas.

La cavea del teatro estaba constituida por diez filas de gradas de piedra arenisca, de las que se conservan completas las tres primeras, parte de la cuarta y algunas zonas de la quinta. Entre la primera grada y el balteus se aprecian unos orificios cuya función puede relacionarse con el sistema de tramoya o donde se ajustarían los vientos del velarium o telón. Los distintos cunei que forman el graderío estaban separados entre sí por unas escaleras.

El público accedía al recinto del teatro a través de cuatro puertas (vomitoria), no coincidentes con las escaleras (scalaria) del graderio (cavea), que se estructuraban en dos alturas para atender a distintas partes del graderío. El acceso desde la calle se realizaba por medio de unas rampas de tierra apisonada. A la orchestra era posible llegar a través de dos puertas laterales principales situadas en la zona inferior (los aditus o itinera). La orchestra, espacio destinado a los coros en la parte baja del graderío presenta una planta semicircular de 16,40 metros de diámetro y contaba con tan sólo una grada en la poedria, espacio destinado a las clases sociales más relevantes del municipio y que de hecho era físicamente separada del resto de las gradas por el balteus. No hay seguridad con respecto a cual fue la pavimentación de la orchestra, aunque es muy probable que contase con un suelo preparado con mortero de cal y arena aparecido durante las excavaciones. A la orchestra se accedía por sendos corredores abovedados, itinera, de los que se hallaron sillares que formarían parte de los arcos que enfatizaban las entradas (actualmente restituidos mediante técnicas de restauración). Sobre estos corredores abovedados se dispusieron sendas tribunas tribunalia, cuya estructura ignoramos al no haberse conservado.

Junto a la orchestra se encuentra el proscaenium, construido en piedra caliza del lugar y que ofrece un magnífico estado de conservación. La estructura del frons pulpiti es la tradicional, con exedras y hornacinas de planta rectangular perfectamente distribuidas que daban paso al entarimado de madera de la escena dispuesta en el pulpitum de 45 metros de longitud y 6 metros de anchura, y sustentada por unos pilares distribuidos simétricamente en la base del hyposcaenium. En este espacio, además, se aprecian los elementos del dispositivo del telón (aulaeum), con los característicos pedestales ubicados en la pared interior del frons pulpiti para facilitar la maniobra y las cajas para el mismo.

El frente escénico (scaenae frons) comprende un basamento de más de tres metros de altura en fábrica de piedra irregular (opus incertum), coronado por una suerte de estilobato, sobre el que se disponían las columnas que sostenían el entablamento. Estas descansaban directamente sobre plintos. En la pared del fondo de la scaena, de unos siete metros de altura, se abren las tres puertas (valvae). La regia ofrece un diámetro de 6 metros en tanto que las laterales (valvae hospitales) son de dimensiones más pequeñas La longitud total de la scaenae frons es de 39,40 metros y el espesor del muro que la forma alcanza 3,50 metros. Por su morfología, la scaenae frons del teatro de Regina obedece a una tipología bien característica de los teatros de occidente del imperio, con triple reentrante en la zona de las valvae y una estructura cerrada procurada por los parascaenia y la basílica. Las basílicae tenían salida hacia la calle, dado su carácter de recibidor público. En una de ellas, la septentrional, se hallaron, numerosos elementos de la arquitectura del teatro: fustes, cornisas, un capitel… utilizados a modo de cimentación en un afán por nivelar el suelo.

El postcaenium o parte trasera del teatro presenta una longitud superior a los 40 metros y contempló un espacio cerrado por un muro, pero sin pórtico, ni jardín como en el caso, por ejemplo, del de Mérida. En su parte izquierda una escalera que servía para acceder al tribunal sobre el parascaenium y el iter del lado izquierdo. Todo el frente está ocupado, formadas por un paramento de opus incertum con cinta de mortero en las juntas. Por último, durante los trabajos de consolidación y restauración del monumento, en el interior de un pozo aparecido en el hyposcaenium se ha podido recuperar algunos capiteles que formaban parte del programa arquitectónico-decorativo del frente escénico.

El teatro de Medellín
El municipio de Medellín está situado a unos 40 kilómetros al este de Mérida y es considerado por los investigadores como uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la península ibérica.

Esa importancia viene marcada principalmente por su situación estratégica, ya que está asentado sobre un elevado cerro, que facilita la defensa del enclave, y controla uno de los principales vados del río Guadiana. Estos condicionantes han constituido el principal atractivo para que en esta zona se asentaran grupos humanos desde la prehistoria hasta la actualidad.

Tradicionalmente se ha relacionado la fundación de Metellinum al general Quinto Cecilio Metelo Pio, enviado por Sila a la Ulterior, en el año 79 a. C., para sofocar la rebelión del general Sertorio y de ahí su nombre, Metellinum.

Del Medellín romano el edificio que mejor se conoce a fecha de hoy es su teatro, asentado en la ladera sur del cerro de Medellín, quedando encuadrado entre el Castillo y la Iglesia de Santiago y cuya excavación está a punto de finalizar.

Los primeros trabajos de documentación sobre este edificio los realizó el arqueólogo Mariano Del Amo y De La Hera, en las dos campañas de excavaciones que llevó a cabo en 1969 y 1970. En ellos pudo ver gran parte de la planta de este teatro así como algunos de los elementos arquitectónicos y decorativos que configuraban el frente escénico (scaenae frons) del mismo.

Tras largos años de inactividad arqueológica en 2007 se retoman las excavaciones gracias a la acción coordinada de diversas administraciones públicas (Consejería de Cultura y Turismo, SEXPE y Mancomunidad Integral de Municipios del Guadiana), que abordan de forma decidida la recuperación definitiva de estos restos.

Los trabajos que se han venido realizando hasta ahora han permitido conocer las diferentes partes del edificio, gran parte de las basas, fustes y capiteles estucados, que componían la columnatio de la fachada escénica, así como el magnifico conjunto escultórico que decoraría este teatro, todos ellos en un magnífico estado de conservación.

La técnica constructiva empleada es variada: por un lado estructuras construidas en opus incertum a base de piedra de cuarcita que extraída de la misma ladera en la que se asienta el graderío sobre la que cimenta parcialmente. Al mismo tiempo se emplearon los afloramientos graníticos existentes como cantera para obtener la sillería de las gradas y de los remates de opus quadratum de los muros de cierre. Por último hay que señalar la utilización de ladrillos (opus latericium) en la construcción de las bóvedas de los corredores.

El edificio presenta un buen estado de conservación existiendo muros con alzados de hasta 14 metros de altura, como el muro perimetral del graderío, en el que se puede apreciar la monumentalidad que tuvo este edificio originalmente. Este muro delimita lateralmente el pasillo abovedado que serviría como distribuidor de los espectadores en la parte alta del teatro y desde el que se accedería a la parte superior de la media cavea, por medio de las escaleras radiales (scalaria) que lo compartimentan en diversos sectores (cunei). Un estrecho pasillo (praecinctio) separa la media cavea de la ima, en la zona inferior que presenta 8 filas de gradas hasta rematar en la proedria conformada por tres líneas de gradas que antecede a la orchestra en cuyo suelo se dispuso un mosaico de grandes losas de mármol.

El muro del pulpitum (frons pulpiti) que limita con la orchestra está construido con sillares de granito y en el se pueden observar algunas de las exedras rectangulares y semicirculares que lo configuraba inicialmente. Desde sus laterales se accedía a los accesos principales del teatro, los aditus maximi, conservándose sobre el occidental restos de la tribuna que se sitúa sobre la bóveda del mismo.

En el hyposcaenyum, el espacio situado bajo el entarimado de la escena, se han documentado dos filas paralelas de piezas de granito, algunas de ellas reutilizadas, que funcionaría como puntos de apoyo para su sustento. En la base del mismo, junto al murus pulpiti, se han documentado una serie de pozos dobles excavados en la roca que albergarían los mástiles y contrapesos de la maquinaría para elevar y recoger el telón (aulaeum).

Toda la escena remataría en una impresionante fachada columnada sostenida sobre un gran podium, configurada con elementos de granito revestido de magníficos motivos decorativos de estuco, una gran parte de ellos rescatados durante el proceso de excavación. En ella se abrirían las tres puertas de acceso (dos valva regia y la hospitalia) y todo el conjunto se enriquecería finalmente con una serie de impresionantes esculturas de mármol que fueron localizadas en la excavación y que actualmente pueden contemplarse en el Museo Arqueológico de Badajoz.

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